"¿Un pato puede volar?... ¿Un sordo puede tratar de tocar el violin?... ¡¿Estás locas?! ¿Por qué aprendes otra cosa?" escupe las interrogantes en carro, impertinente a la chica del piano. Esta se levanta, hace saltar las teclas de un golpe, arroja las líneas con corcheas y blancas. -- ¡Estás haciéndole perder tiempo a todo el tiempo!.-
El violín suena en la calle. Los transeúntes hipnotizados por su hechizo, arrojan monedas. Quizás agradeciéndose el instante mágico y siguen su camino. Emerge en medio de la acera vacía, una joven, sus lágrimas caen lánguidamente primero, aullando después. El violinista sin mirarla le pregunta con su mano simulando el rasgueo sobre su hombro: ¿Aún tocas el violín?...
Beethoven. Sabes que el árbol no produce un sonido. Oír es una experiencia perceptual, uno oye por dentro, uno se oye sin oídos, no es el oído el que percibe, la percepción radica en la corteza cerebral.
Beethoven se enoja, se constriñe, se enfurece... está sordo. La música bambolea, bulle, cruje dentro de su cabeza, salta en sus neuronas como un enjambre de niños, sólo debe ver las notas, armonizarlas y ubicarlas en su lugar. En ese instante comprende. No, no es el árbol el que produce el sonido, es él mismo con la bullanga instalada en su cabeza.
Aplausos estentoreos, mudos para el maestro que esta de espaldas al público, acaba de dirigir el último acorde de una obra que creó en medio del silencio físico, en medio de los bemoles, alturas, soles y míes internos; lanza hacia el mundo la Novena Sinfonía.
Por eso no me extraña lo que me cuenta Hugo; "Yo solia tocar el Violoncello"...
Le gusta mucho la música, el se mueve en el limbo sonoro, trae inscrito en sí, el historionismo genético de quién posee el ADN básico para todas las artes, se inspira, se sabe seguro de que el signo de la musa lo tiene marcado a hierro candente. Se siente Actor, Cantante, Bailarín.
Hugo es Sordo. Hugo tocaba el Violoncello. Acaso ¿Un pato no puede volar?
Recuerdo cuando lo vi llegar a la escuela de Sordos de Antofagasta, venía a hacerlas de ayudantes, de co-educador, de niño jugando a ser grande, a hacer de "profe", a estudiantes Sordos y Sordas de casí la misma edad.
Se enamoró de la batería. La barahúnda que se armó con los niños estuvo impecable, no se trataba de renegar de quiénes somos, de querer ser quiénes no somos, se trataba de dejar que los niños encontraran si querían, sus propios compases y movimientos dentro de sí, el sonido no entra por los oídos.
A riesgos de "sonar" cursi en mi cabeza, me salta a la memoria, lo que dice la poetisa oxigenada del libro de Rivera Letelier: "El poder del amor, nos hacer oír colores, ver música y saborear formas".
La chica está sentada al lado del viejo violinista, se desahoga con sus señas firmes, a tráves de las ramas de sus dedos desata su rabia: -- ¿Por qué soy diferente a los demás? -- Sus lágrimas continúan aullando.
El hombre con esos ojos rasgados, recuerda al maestro de Karate Kid; con la parsimonia propia de los sabios, responde lentamente, como si su mano fuera una paloma aminorando su aleten:
-- ¿Por qué tienes que ser comos los demás? -- fijándole la mirada.
Y en medio del suspense que solo los iluminados de su tipo pueden producir, declara:
-- La música es una cosa visual. Cierra tus ojos y la podrás ver.
Ella cierra los ojos, camina en un campo de trigo, arrastra su mano sobre las plantas que se bambolean, primero se mueven fulgurando hacia el norte, en un compás largo y sostenido, de pronto el ritmo cambia y el viento sacude, allá, acá, allá, acá y las plantaciones danzan cadenciosamente como ramilletes de corcheas en un abrazo ferviente.
"Tierra de Sordos". El mar se observa altisonante, bajando gradualmente el tono hasta que se convierte en un ligero susurro, de fondo La Portada se observa iimpertérrita al ajetreo marino, como un "Silencio de Blanca" inscrita en un pentagrama musical. Hugo, mira directa sin pensarlo mucho, sus manos se agitan en una fluidez liquida, continúa:
"Al pasar el tiempo, llegó un momento en que interrumpí el tocar el Violoncello y lo deje a un lado, sentía algo que me faltaba, como estudiar la música, mejor pensé en hacer un cambio, por ejemplo... ahora veo la música en los árboles, en el movimiento de los árboles, ahí puede usar la lengua de señas, pero ¿cómo? Ahí se puede hacer, tomar la música en movimiento y transformarla en Lengua de Señas, ver como los sordos se emocionan y entienden todo, es importante que la música se pueda transformar, eso si es complicado, es un proceso lento pero igual nos da la idea, a algunos les gusta la idea, algunos creen que no se puede acceder a ella, igual hay que luchar para progresar (en este sentido), entonces a mi me gustaría ayudar a dar, de que la música nos puede entregar sentimientos, hacernos sentir bien y entenderla, porque el corazón lo puede escuchar todo."
Me tranporto hacia el pasado, recuerdo que los niños y niñas Sordos cuando pequeños, se mostraban prestos a cantar en Lengua de Señas a un público que siempre terminaba con algunos pañuelos en las caras y sonando sus rarices moquillentas, mientras lo observo, Hugo narra la misma experiencia en su infancia escolar:
"Por ejemplo, en la municipalidad donde había mucho público, muchas personas sentadas miranda. Eso me ponía nervioso, me sentía que no podría cantar con mis compañeros, es como que damos a tráves de la lengua de señas, las personas ven que no oímos pero lo encuentran bonito, entienden las señas, algunas personas se emocionan y lloran, algunos se le hace un nudo en la garganta".
Entonces, ¿Por qué no querrían cantar más?... He conocido niños Sordos muy reflexivos, profundos al sumergirse en sus propias cavilaciones, uno de ellos me dijo una vez: "Cuando un oyente canta, la gente se alegra y aplaude, cuando un Sordo canta siempre se ponen a llorar, no importa qué canción sea".
Aprendí que se canta en Lengua de Señas, para el que oye la música a tráves de los ojos. Se canta para los que conciben la música como algo visual. Se canta para el que es capaz de ver la lluvia caer y distinguir sus movimientos rápidos, sus pequeñas semicorcheas o sus largos aguaceros de silencio, se canta en Lengua de Señas para el que distingue un vals en el río o un tango en medio del mar.
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"Si cae un árbol en el bosque, y no hay nadie que lo escuche... ¿Produce un sonido?" |
"Ahí en La Portada cerca en la zona de tierra, puede sentarme y mirar, a partir del ensueño comenzar a contar, ninguna persona me esta mirando, nada, solamente cantar por un sentimiento de dar, ¿pero si no hay personasm como vas a dar? Se da para entregar al mundo y echarlo a volar, para que otra persona alguna vez lo reciba y lo deje dentro de si, se puede dar la Lengua de Señas para que quede dentro de las personas, a veces uno puede llorar y cantar, sentirse deprimido y cantar, no importa lo que importa es recordar que una persona puede cantar... usando sus manos, puede cantar."
La chica esta esforzandose, la empujan, la desafían, le atacan al maestro. Su rival, con pose de villana la sigue de cerca. Le rompen el violín al más puro estilo de Pete Towshend. Como en todas las historias de buenos y malos, hay un concurso; como se puede predecir, la mala de la película va ganando hasta que se presenta nuestra heroína sorda, con su violín recompuesto con cinta adhesiva y demás. Ella cierra sus ojos... las manos del maestro se cierran con los ojos de ella... Se agitan sus cabellos, su pelo comienza a volar en medio del viento que recorre el campo de trigo. Corre la brisa peinando los árbustos, revienta una oleosa crisálida y aletea una mariposa rauda hacia el horizonte crespuscular, con un golpe de gracia, de un solo tiro, afila el arco contra las cuerdas. Silencio. Aumento de volumen gradual de aplausos. Ovación.